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BICENTENARIO DEL NACIMIENTO DE DON BOSCO

 

MENSAJE DEL PADRE INSPECTOR MANOLO CAYO

Agosto de 2015

¡Hola a todos!

Les escribo desde Córdoba, donde estamos reunidos en el Consejo Inspectorial de este mes. 
En pocos días estaremos llegando al culmen de este bicentenario del nacimiento de Don Bosco… durante mucho tiempo nos hemos ido preparando para que “Don Bosco vuelva a nacer entre nosotros” en su espíritu y en estos tiempos…
Una de las cosas que agranda la figura de nuestro padre es darnos cuenta de que no tenía todo seguro y conquistado, de que lo suyo fue un trabajo arduo de desentrañar los signos y señales que iba descubriendo paso a paso.
Imaginarlo –de manera equivocada- como un superhombre que tenía todo claro y definido, que poseía un don especial para ver todo como tenía que ser, es pensar que lo que él hizo lo pueden repetir muy pocos. 
¡Todo lo contrario! Don Bosco ha sido un hombre capaz de avanzar de a poco, vislumbrando a cada paso por dónde seguía el camino trazado… o por dónde había que trazarlo. 
Por eso hoy les dejo una canción del P. Eduardo Meana, muy reciente, donde nos habla el mismo Don Bosco a partir de su experiencia vital de ir descifrando poco a poco lo que Dios y las circunstancias le iban pidiendo. Lo que se narra en estos versos se inspira en lo que sucedió el 15 de marzo 1887, durante la misa que Don Bosco rezaba en el Altar de María Auxiliadora, en la flamante Iglesia del Sagrado Corazón de Roma. Una misa que interrumpió llorando quince veces, según el testimonio de Don Viglietti:   

Como cuando vas trepando en ardua ruta de montaña 
y rocosos, altos muros, te parecen encerrar;
y de pronto, ya en la cresta, tras la cuesta fatigosa,
o tras una peligrosa curva ciega superar,
tú ves hecho un paisaje, como premio inesperado,
es un mapa abarcativo donde te puedes situar:
Montañas azules, bosques y también tu propia ruta…
¡Y el sentido de tu viaje se te empieza a revelar!
… A su tiempo, a su tiempo, todo lo comprenderás. 

Como cuando estás de noche alerta, a solas, desvelado,
Y en silencio tus angustias comienzan a desfilar…
Y te pesan las preguntas sin respuesta, en la intemperie
que sentimos cuando  a oscuras estamos en soledad;
y de a poco, punto a punto, negro a gris se va mutando,
y el contorno de las cosas se comienza a delinear…
Y la bella luz alumbra y va besando tus heridas;
y el sentido redescubres y afirmas tu identidad.
… A su tiempo, a su tiempo, todo lo comprenderás. 

Tú también, hijo querido, quizá en tus últimos años,
estarás un día rezando -un día más de lucha y fe-;
ojalá te hayas gastado, dando todo en el camino
y tendrás el cuerpo débil pero tu alma estará en pie.
Y como ocurrió conmigo, en el medio de ese rezo,
Reinterpretes tu existencia con suprema claridad...
Veas tu rompecabezas convertido en un paisaje,
Llores comprendiendo todo, y agradezcas, nada más.
… A su tiempo, a su tiempo, todo lo comprenderás.

Contemplarlo así a nuestro Padre nos inspira a la hora de encarar nuestro día a día. Sabiendo que más de una vez no tendremos todo claro (a veces, ni un poquito), pero ahí precisamente nos sostendrá la confianza en Aquel que nos ha puesto en esta senda, con la ayuda de la Maestra, que nos regala esta sabia lección: A su tiempo…
Y gracias por todo lo que en cada presencia han estado preparando creativa y generosamente para estos días.

¡Un abrazo y feliz cumple de Don Bosco! En cada casa… y en cada corazón!!

Con afecto

P. Manolo, sdb 

 


Correo electrónico: webmaster@donboscosn.com.ar